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Desafíos económicos por envejecimiento poblacional y baja natalidad

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Transformación demográfica: un reto global para la economía

La transformación demográfica que se está viviendo a nivel global es un fenómeno que está cambiando radicalmente la estructura económica de muchos países. Un reciente informe del McKinsey Global Institute (MGI) ha puesto de manifiesto las consecuencias de la disminución de las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población, advirtiendo que, si no se toman medidas adecuadas, este cambio podría comprometer seriamente el crecimiento económico mundial.

Una nueva era marcada por la escasez de jóvenes

El informe titulado '¿Dependencia y despoblación? Afrontando las consecuencias de una nueva realidad demográfica' señala que dos tercios de la población mundial residen en países donde las tasas de natalidad están por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer. Esta tendencia podría llevar a que algunas economías avanzadas, junto con China, pierdan entre un 20% y un 50% de su población para el año 2100.

La consultora describe esta nueva realidad como "la era de la escasez de jóvenes". Las pirámides poblacionales, que tradicionalmente han tenido una forma triangular, están comenzando a asemejarse a obeliscos, con un aumento significativo en el número de personas mayores y una disminución en la población joven. Este cambio demográfico plantea desafíos importantes para el crecimiento económico y la sostenibilidad de los sistemas de pensiones.

La transformación demográfica está alterando la estructura económica y social, lo que requiere una adaptación urgente por parte de gobiernos y empresas.

Impacto en el mercado laboral y el crecimiento económico

El informe también destaca que, en las economías avanzadas y en China, se prevé que la población en edad de trabajar caiga al 59% del total en 2050, en comparación con el 67% actual. Esta disminución en la fuerza laboral tendrá un efecto directo en el crecimiento del PIB per cápita, que podría reducirse en más de 0,5 puntos porcentuales anuales en varios países, a menos que se implementen mejoras en la productividad y la participación laboral.

La presión sobre los sistemas de pensiones y las finanzas públicas es otro de los aspectos críticos que se mencionan en el estudio. La relación entre la población en edad de trabajar y los jubilados, conocida como la 'tasa de soporte', se espera que caiga de 3,9 a 2 para el año 2050. Este cambio tendrá un impacto directo en el consumo y, por ende, en la economía en general.

El papel de los mayores en la economía

En la actualidad, las personas mayores de 65 años son responsables de 2,1 euros de cada 10 euros gastados. Sin embargo, se prevé que esta cifra aumente a 3,1 euros en 2050. Este cambio demográfico tiene implicaciones significativas para las estrategias empresariales, ya que las empresas deberán adaptarse a un mercado en el que los consumidores mayores tendrán un papel cada vez más relevante.

Chris Bradley, socio senior y director de MGI, ha afirmado que estamos en un punto de inflexión. Los modelos económicos que se basan en el crecimiento de la población activa son obsoletos y es necesario realizar cambios profundos para mantener el crecimiento de los estándares de vida. En ausencia de estos cambios, las economías avanzadas podrían experimentar una caída en el crecimiento del PIB per cápita de hasta un 0,8 puntos porcentuales anuales en las próximas décadas.

Desplazamiento del epicentro del consumo

El informe también menciona que el epicentro del consumo y de la fuerza laboral se está desplazando hacia las regiones emergentes, más allá de China. La población china, que actualmente representa el 18% del total mundial, podría caer al 6% para finales de siglo. Al mismo tiempo, se prevé que un tercio de la población mundial será de África Subsahariana en 2100, lo que indica un cambio significativo en la dinámica demográfica global.

España: un caso crítico

España se enfrenta a uno de los mayores desafíos demográficos del mundo. Con una tasa de natalidad de aproximadamente 1,2 hijos por mujer y un porcentaje creciente de jubilados, el crecimiento económico y las finanzas públicas están bajo una presión cada vez mayor.

En 2007, España alcanzó su máximo de población en edad de trabajar, que actualmente se sitúa en un 66% y se espera que caiga hasta un 52% en 2050. Además, se prevé que la relación entre personas en edad de trabajar y personas mayores de 65 años pase de 3,2 hoy a 1,5 en 25 años. Este cambio demográfico podría restar a España hasta 0,8 puntos porcentuales de crecimiento anual hasta 2050, lo que pone en riesgo el crecimiento económico sostenido que ha caracterizado al país en las últimas décadas.

La situación demográfica de España exige una respuesta inmediata y efectiva para garantizar la sostenibilidad económica en el futuro.

La importancia de la participación laboral y la productividad

Marc Canal, investigador senior de MGI, ha subrayado que los cambios demográficos, a diferencia de otros fenómenos, evolucionan de manera lenta y son altamente predecibles. Esto significa que España tiene la oportunidad de anticiparse a estos cambios y actuar en consecuencia. La clave para abordar este reto radica en aumentar la participación laboral y en mejorar sustancialmente la productividad.

El informe también enfatiza que las empresas deben repensar sus estrategias para atraer al mercado de los mayores y gestionar equipos multigeneracionales. Esto implica no solo adaptar productos y servicios a las necesidades de una población envejecida, sino también invertir en tecnologías que fomenten la productividad y la eficiencia en el trabajo.

Políticas públicas para un futuro sostenible

Los gobiernos tienen un papel crucial en este proceso. Es fundamental que diseñen políticas públicas que fomenten la inversión en áreas clave como el ahorro para la jubilación, la salud pública y la longevidad saludable. Estas políticas no solo ayudarán a mitigar los efectos negativos de la transformación demográfica, sino que también contribuirán a crear un entorno más sostenible para las futuras generaciones.

El reto demográfico que enfrenta España y el resto del mundo es significativo, pero no insuperable. Con una planificación adecuada y la implementación de políticas efectivas, es posible adaptarse a esta nueva realidad y garantizar un futuro económico sostenible.


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