Investigación

Descubren alteración genética vinculada al trastorno bipolar y experiencias traumáticas

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Descubren un nuevo tratamiento potencial para el trastorno bipolar

Investigadores del Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) y el Hospital Universitario Institut Pere Mata han anunciado un importante avance en el tratamiento del trastorno bipolar. Gracias al estudio Bipogent, publicado en la revista 'Molecular Psychiatry', se ha identificado una alteración epigenética vinculada con la enfermedad, abriendo la puerta a nuevas opciones terapéuticas.

El gen del receptor de dominio discoidina 1 (DDR1) ha sido identificado como clave en el desarrollo del trastorno bipolar, especialmente cuando el individuo ha experimentado condiciones adversas en la infancia o la adolescencia. Esta alteración genética afecta a los oligodendrocitos, células responsables de recubrir las neuronas con mielina, lo que repercute en las capacidades cognitivas y la función psicosocial de los pacientes.

El estudio ha revelado que la alteración del gen DDR1 se produce en casos de abusos físicos, maltrato emocional o negligencia en los cuidados básicos durante la infancia o la adolescencia. Esta conexión entre experiencias traumáticas y cambios genéticos podría ser clave para comprender mejor el trastorno bipolar y desarrollar tratamientos más efectivos.

La investigadora Elisabet Vilella ha destacado la importancia de la participación de 141 personas sanas y 128 diagnosticadas con trastorno bipolar en el estudio. Gracias a su colaboración, se ha podido avanzar en la comprensión de esta enfermedad mental y en la identificación de posibles vías terapéuticas.

Los resultados de esta investigación abren la puerta a nuevas estrategias terapéuticas para el trastorno bipolar. Al comprender mejor la relación entre factores ambientales, como el trauma en la infancia, y alteraciones genéticas, los investigadores podrán desarrollar tratamientos más personalizados y efectivos para los pacientes.

El trastorno bipolar afecta al 2% de la población y se considera una enfermedad con un alto componente genético. Sin embargo, este estudio demuestra que los factores ambientales también juegan un papel crucial en su desarrollo, lo que podría cambiar la forma en que se aborda esta enfermedad en el futuro.


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