Desempleo en mayores de 55 años supera al de jóvenes
Tasa de desempleo en trabajadores mayores: un cambio preocupante en España
En un giro inesperado en el mercado laboral español, los trabajadores mayores de 55 años han visto cómo su tasa de desempleo ha superado por primera vez a la de la franja de edad de 25 a 54 años. Según un informe detallado de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), esta cifra alcanzó el 9,8% en 2025, en comparación con el 9,4% de la cohorte intermedia. Este cambio no solo marca un hito, sino que también pone de manifiesto un deterioro significativo en la calidad del empleo para este grupo etario.
La tasa de desempleo entre los mayores de 55 años ha superado a la de los trabajadores de 25 a 54 años, revelando un cambio alarmante en el mercado laboral.
Desempleo y precariedad: un análisis profundo
El informe revela que este aumento en la tasa de desempleo es un síntoma de un problema más profundo. Históricamente, los trabajadores séniores han disfrutado de tasas de desempleo más bajas en comparación con sus colegas más jóvenes. Sin embargo, la situación actual indica un deterioro "muy sustancial" en las condiciones laborales de los mayores en las últimas décadas.
El estudio distingue entre dos grupos: aquellos que han mantenido una trayectoria laboral continua y aquellos que, a partir de los 55 años, pierden su empleo, acceden por primera vez al mercado laboral o regresan tras un periodo de inactividad. Este último grupo es el que enfrenta mayores dificultades, ya que se encuentra en una situación de precariedad laboral más acentuada.
Dificultades en la reinserción laboral
Los trabajadores mayores que intentan reintegrarse al mercado laboral enfrentan numerosos obstáculos. Las oportunidades disponibles son limitadas y, en muchos casos, las condiciones de trabajo son inferiores a las de sus homólogos más jóvenes. Este fenómeno se traduce en un acceso restringido a empleos estables y de calidad, lo que agrava la situación de este colectivo.
La duración del desempleo también es un factor crítico. Según el informe, el 57,9% de los parados de 55 años o más son desempleados de larga duración, en contraste con el 36,1% en el grupo de 25 a 54 años y el 17,8% entre los jóvenes de 16 a 24 años. Este dato pone de relieve la dificultad que enfrentan los mayores para salir del paro, lo que a su vez genera un círculo vicioso de precariedad.
La duración del desempleo es alarmante, con más de la mitad de los mayores de 55 años en situación de desempleo prolongado.
Calidad de los nuevos empleos: una realidad preocupante
Los empleos que logran conseguir los trabajadores mayores son, en general, de menor calidad. La temporalidad y la inestabilidad son características comunes en los nuevos contratos que obtienen. De hecho, el 52,6% de los asalariados mayores con menos de un año de antigüedad tienen un empleo temporal, mientras que solo un 15,6% ocupa puestos de alta cualificación. Estos datos contrastan notablemente con los de los trabajadores más jóvenes, que tienden a encontrar mejores oportunidades laborales.
El informe también destaca que los salarios de los nuevos empleados séniores son significativamente inferiores. Aunque la ganancia media anual de los mayores es superior a la del resto de los grupos etarios, aquellos con menos de un año de antigüedad apenas alcanzan los 19.558 euros, lo que representa una brecha salarial preocupante en comparación con los 19.837 euros de los trabajadores de 25 a 54 años en la misma situación.
La importancia de la formación continua
La formación se presenta como una herramienta esencial para mejorar la empleabilidad de los trabajadores mayores. El estudio indica que aquellos con estudios superiores tienen una tasa de paro significativamente más baja, llegando al 5,4%. Además, la formación no solo contribuye a mejorar la estabilidad de los nuevos empleos, sino que también eleva la proporción de puestos altamente cualificados que estos trabajadores pueden ocupar.
Los salarios de los nuevos empleados mayores que han recibido formación pueden alcanzar hasta 34.000 euros anuales, lo que demuestra la relevancia de la educación en la mejora de las condiciones laborales. Sin embargo, el informe advierte que la formación, por sí sola, no garantiza un acceso pleno al empleo ni asegura la calidad de los puestos de trabajo.
El envejecimiento de la población y sus implicaciones
En un contexto de envejecimiento acelerado y creciente presión sobre el sistema de pensiones, el informe subraya la necesidad de reforzar la formación continua a lo largo de la vida laboral. La inversión en el talento sénior no solo es beneficiosa para los trabajadores mayores, sino que también puede ser una solución para las empresas que enfrentan dificultades para cubrir vacantes.
Es fundamental combatir los estereotipos por edad y fomentar un entorno laboral inclusivo que valore la experiencia y el conocimiento de los trabajadores mayores. Muchos de ellos no tuvieron las mismas oportunidades educativas en su juventud y requieren apoyos específicos para reciclarse y adaptarse a las demandas del mercado laboral actual.
Recomendaciones para el futuro del empleo sénior
El informe concluye con una serie de recomendaciones dirigidas a las empresas y a las políticas públicas. Se destaca la importancia de invertir en la formación de los trabajadores mayores y de crear programas que faciliten su reinserción laboral. Asimismo, se hace hincapié en la necesidad de diseñar políticas que promuevan la diversidad en el lugar de trabajo y que valoren la experiencia de los séniores.
La inversión en la formación y el desarrollo profesional de los trabajadores mayores no solo beneficiará a este colectivo, sino que también contribuirá a la sostenibilidad del mercado laboral en su conjunto. En un momento en el que la economía enfrenta desafíos significativos, es crucial aprovechar el potencial de todos los trabajadores, independientemente de su edad.
La situación actual del empleo entre los mayores de 55 años en España es un reflejo de un problema más amplio que requiere atención urgente. La combinación de una tasa de desempleo creciente, la precariedad laboral y la falta de oportunidades de formación pone de manifiesto la necesidad de un cambio estructural en la forma en que se aborda la empleabilidad de los trabajadores séniores.
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