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Regulación financiera en Europa: claridad y sostenibilidad como prioridades

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El futuro de la regulación financiera en Europa: un enfoque hacia la sostenibilidad

El panorama regulatorio en la Unión Europea se encuentra en un momento crucial, especialmente en lo que respecta a los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Rodrigo Buenaventura, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha compartido sus perspectivas sobre la dirección que tomará la regulación financiera en los próximos años. Durante un evento organizado por el diario 'elEconomista', Buenaventura ha destacado que la etapa venidera se centrará más en la consolidación que en la expansión de las normativas existentes.

Un periodo de consolidación regulatoria

Según Buenaventura, no se anticipa un "apetito por redoblar la apuesta regulatoria" en el próximo ciclo del Parlamento Europeo. Esto sugiere que las instituciones europeas podrían estar más interesadas en perfeccionar las regulaciones actuales en lugar de introducir nuevas y complejas normativas. "Estamos en una etapa donde clarificaremos y mejoraremos algunos de estos elementos que requieran ser ajustados, pero donde no habrá una gran explosión regulatoria", afirmó.

Esta postura refleja una tendencia hacia la estabilidad y la coherencia en el marco regulatorio, lo que podría ser beneficioso tanto para los inversores como para las empresas. La idea es que las regulaciones existentes se ajusten y se optimicen para que sean más efectivas y comprensibles.

La regulación debe centrarse en proporcionar información clara a los inversores para que puedan tomar decisiones informadas.

El papel de la información en la regulación financiera

Uno de los puntos clave que Buenaventura ha subrayado es la importancia de la información en el ámbito financiero. La regulación sobre desgloses financieros tiene como objetivo principal ofrecer información a los inversores, permitiéndoles tomar decisiones basadas en sus intereses y necesidades. Esto es especialmente relevante en un contexto donde los criterios ESG están ganando cada vez más protagonismo en las decisiones de inversión.

El presidente de la CNMV ha enfatizado que el esquema regulatorio europeo no debería experimentar grandes cambios, independientemente del tono político de los distintos parlamentos europeos. "Incluso administraciones o gobiernos con menor inclinación por políticas que fomenten la sostenibilidad deberían poder convivir perfectamente con una norma que busca aportar claridad y precisión en los términos que se utilizan", ha indicado.

Ajustes necesarios en el marco regulatorio

A pesar de la estabilidad esperada, Buenaventura ha señalado que será necesario realizar "algunos ajustes" en el armazón regulatorio para dotarle de "pleno sentido" y "mayor coherencia". Uno de los aspectos que requieren atención es la clasificación de productos sostenibles. Según él, la terminología actual, que incluye términos como 'artículo 8' o 'artículo 9', es confusa tanto para los inversores minoristas como para los profesionales del sector.

La necesidad de una clasificación más intuitiva y accesible es un punto crucial para mejorar la comprensión y la confianza en los productos financieros sostenibles. Esto no solo facilitaría la inversión en productos que cumplen con los criterios ESG, sino que también podría incentivar a más inversores a considerar la sostenibilidad como un factor importante en sus decisiones de inversión.

La clasificación de productos sostenibles debe ser clara y comprensible para todos los inversores.

El impacto del cambio político global

Buenaventura también ha hecho referencia al contexto político mundial, señalando que el "tono político" está cambiando. Esto se hace evidente en los recientes resultados de las elecciones en Estados Unidos, donde Donald Trump ha salido victorioso. Este cambio podría tener implicaciones significativas para las políticas de sostenibilidad y regulación financiera a nivel global.

El presidente de la CNMV ha argumentado que, independientemente de estos cambios políticos, la regulación financiera en Europa debería mantenerse firme en su enfoque hacia la sostenibilidad. La capacidad de convivir con diferentes enfoques políticos es esencial para asegurar que los principios de sostenibilidad y responsabilidad social continúen siendo una prioridad en el ámbito financiero europeo.

La importancia de la claridad en las normativas

La claridad en las normativas es fundamental para fomentar la confianza de los inversores. Buenaventura ha resaltado que es crucial que las regulaciones sean comprensibles y accesibles para todos los actores del mercado. La falta de claridad puede llevar a confusiones y, en última instancia, a decisiones de inversión subóptimas.

El presidente de la CNMV ha indicado que es esencial que las normativas no solo sean precisas, sino que también se comuniquen de manera efectiva. Esto implica que las instituciones reguladoras deben trabajar en conjunto con las empresas y los inversores para garantizar que todos comprendan las implicaciones de las regulaciones y cómo pueden afectar sus decisiones de inversión.

El futuro de los criterios ESG en la inversión

Los criterios ESG están cada vez más presentes en las decisiones de inversión, y la regulación juega un papel crucial en este proceso. Buenaventura ha destacado que la regulación debe adaptarse a la evolución de las expectativas de los inversores en relación con la sostenibilidad y la responsabilidad social. Esto implica no solo ajustar las normativas existentes, sino también estar abiertos a nuevas ideas y enfoques que puedan surgir en el futuro.

La creciente demanda de inversiones sostenibles está impulsando a las instituciones financieras a reconsiderar sus estrategias y productos. En este sentido, la regulación puede actuar como un facilitador, proporcionando un marco claro que incentive la inversión en productos que cumplen con los criterios ESG.

La colaboración entre reguladores y el sector financiero

Para lograr una regulación efectiva y coherente, es esencial que haya una colaboración continua entre los reguladores y el sector financiero. Buenaventura ha enfatizado la importancia de establecer un diálogo abierto y constructivo entre ambas partes. Esto permitirá que las regulaciones se adapten a las necesidades del mercado y, al mismo tiempo, mantengan su objetivo de proteger a los inversores y promover la sostenibilidad.

La cooperación entre reguladores y el sector privado también puede fomentar la innovación en productos financieros sostenibles. A medida que más empresas busquen alinearse con los criterios ESG, será fundamental que las regulaciones apoyen esta transición y faciliten la creación de nuevos instrumentos de inversión.

La educación financiera como pilar fundamental

La educación financiera es un aspecto que no debe pasarse por alto en el contexto de la regulación financiera. Buenaventura ha señalado que es esencial que los inversores, tanto minoristas como profesionales, comprendan las implicaciones de las regulaciones y cómo pueden afectar sus decisiones de inversión. Esto implica no solo una mejor comunicación de las normativas, sino también un esfuerzo por parte de las instituciones para educar a los inversores sobre los criterios ESG y su importancia.

La promoción de la educación financiera puede contribuir a una mayor participación de los inversores en el mercado sostenible, lo que, a su vez, puede impulsar la demanda de productos que cumplen con los criterios ESG. Al empoderar a los inversores con el conocimiento necesario, se puede fomentar un ecosistema financiero más responsable y sostenible.

La regulación como motor de cambio

La regulación financiera no solo debe ser vista como un conjunto de normas a seguir, sino como un motor de cambio que puede impulsar la sostenibilidad en el mercado. Buenaventura ha subrayado que, a medida que se avanza hacia un futuro más sostenible, la regulación debe adaptarse y evolucionar para reflejar las nuevas realidades del mercado.

Esto implica no solo ajustes en las normativas existentes, sino también la apertura a nuevas ideas y enfoques que puedan surgir en el futuro. La regulación debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarse a los cambios en el comportamiento de los inversores y en las expectativas de la sociedad en su conjunto.

El futuro de la regulación financiera en Europa se presenta como un reto, pero también como una oportunidad para avanzar hacia un sistema más sostenible y responsable. La consolidación de las normativas existentes, la claridad en la comunicación y la colaboración entre reguladores y el sector financiero serán fundamentales para lograr este objetivo.


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